Andaba muy cantarín
el honesto ruiseñor
cuando hizo frente al
peor
pájaro de este
confín:
papagayo de postín.
Y vanidoso, altanero,
se encaró con el
primero,
que le dijo
cauteloso:
“Mi cantar es
primoroso;
el tuyo ruin y aranero.”
Así ocurre al que parlero
se ensalza no receloso
de lo que el sino en endoso
le negó en ser verdadero.
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